Salimos
al camping de Munich y el GPS pronto reconoce nuestro destino. Nos dirigimos a
Dachau, seguimos las indicaciones que existen y nos llevan directamente al
parking, que cuesta 3 euros. Dachau es uno de esos sitios que antes de ir y
simplemente con el nombre ya implica respeto, somos conscientes de que
visitamos un sitio que ni debiera haber existido y que esperamos no se vuelva a
repetir. La visita al campo de concentración es gratis, cogemos una audioguía
por 2 euros que nos va explicando los lugares señalados en el plano.
El
campo de concentración de Dachau fue construido sobre una fábrica de pólvora en
desuso y sus instalaciones fueron terminadas en 1933, fue el primero y ejemplo
de los que vinieron a posteriori. Estuvo bajo la autoridad de las SS. Fue
escenario de castigos tremendamente crueles y fue modelo del sistema de campos
ordenado y eficaz. Dachau se realizaron también cientos de experimentos médicos
ilegales e inhumanos.
A
partir de 1941 pasa de campo de concentración a campo de exterminio y aquí
estuvieron recluidos más de 200.000 prisioneros.
A
la entrada se proyecta un documental sobre el campo, en alemán, a las 11 h y a
las 15 h. En inglés a las 11:30, 14:00 y 15:30. Para otras proyecciones
recomiendan consultar en el centro de recepción de visitas.
Tras
cruzar la puerta de acceso al campo accedemos al patio donde podemos ver los
edificios de trabajo, el bunker, el patio de revista el edificio de guardia,
etc.
Empezamos
viendo la zona de los barracones, la zona de los barracones funcionales
recorriendo la calle del campo. Esta calle permite llegar a la zona de los
monumentos conmemorativos. Esta gran plataforma da acceso a la zona del
“barracón X” denominado así por ser el lugar de las duchas (cámaras de gas) que
daban acceso a los hornos crematorios.
Volvemos
a la parte de los edificios de servicios del campo. Recorremos la
reconstrucción de dos barracones que se han rehabilitado para acercar al
visitante las instalaciones que tenían para “alojar” a los diferentes
condenados a vivir en este campo. Visitamos la cárcel, y las diferentes salas
de experimentación, duchas y zonas de castigo y trabajo. Las sensaciones que se
despiertan en este campo son terribles, es inevitable imaginar lo duro que
tuvieron que ser las condiciones de vida en un lugar así.
Salimos
de Dachau y entramos en un super a comprar comida. En la entrada hay un puesto
de pollos asados y costillas, hacemos compra y hacia Bernau.
Llegamos
a Bernau y vamos directamente a la oficina de turismo. Nos dan algunos planos y
el propio señor nos hace la reserva en una casa de campo. Nos dirigimos a la
casa, muy bonita y una habitación espaciosa y muy agradable, se trata de la
casa rural “Schusterhof”. El lugar es muy bucólico, recuerda a las postales de
granjas alemanas: jardín enorme, tejados típicos y flores por todas partes. La
habitación doble en un lugar tan sumamente agradable y tranquilo son 50 € por las
dos noches.
Dejamos
las maletas y vamos hacia el lago Chiemsee. Estamos en la región de Rosenheim y
Traunstein y éste es el lago más grande, también de Baviera y tercero de
Alemania.
Con
un entorno tan especial decidimos alquilar un barco a motor por una hora, son
12 €. Un paseo agradable, pero amenaza lluvia. El alquiler de la barca se puede
hacer en la zona baja del pueblo, no tiene pérdida. Damos un paseo por la zona
después de dejar la barca, nos sentamos en un banco con unas vistas del lago
muy bucólicas.
Decidimos
a tiempo volver al hotel a descansar porque al poco cae una tromba de agua
importante, cuesta mucho conducir, pues apenas se ve la carretera.
Revisamos
guías y rutas, merienda, un poco de tele, el diario y con todo ello se hace la
hora de la cena. En la calle sigue lloviendo con intensidad, pero nosotros
dormimos bajo cubierta y se agradece por no tener que pensar en donde secar la
tienda, descansamos de maravilla.
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